Palace Enfantin: lecciones de innovación a los pies de un tiovivo
Strategy Innovation

Palace Enfantin: lecciones de innovación a los pies de un tiovivo

Miguel Albizu es un Hero Master de los pies a lo cabeza y lo demuestra con creces en este fantástico post como invitado con el que deja bien claro que cualquier lugar y momento puede esconder grandes lecciones de vida y empresa. Gracias Miguel.

Se acabaron los viajes “a nuestra bola”.

Desde que nacieron los mellizos veraneo en San Juan de Luz. Una ciudad realmente bella con playas ideales para los niños gracias a los espigones del Cantábrico, y lo más importante, con la tranquilidad de poder estar a una hora de casa ante posibles incidencias.

Las ciudades francesas cuidan muy bien su estética y habitabilidad. Todas tienen su tren turístico, atracciones infantiles y espectáculos nocturnos que disfrutar calmadamente. Eso sí hasta las 12, luego se puede descansar. 🙂

Pero no os quiero hablar de las bondades de “la France” sino de un ejemplo de innovación que me tiene enamorado.

Como Hero Master y como intraemprendedor siempre tengo las antenas puestas en todo negocio que se cruza por mi camino. En este caso os presento un gran ejemplo de innovación: El “Palace Enfantin”, los caballitos de la familia Marcille en Saint Jean de Luz.

Pensaréis: “pero Miguel, ¿qué tiene esto de innovación?”
Descubrámoslo a continuación.

Innovación, gamificación y un pompón de lana

Como muchos otros términos dados al “postureo” y a la paquetización por parte de las grandes consultoras, es más que habitual asociar innovación con algo disruptivo cargado muchas veces de uno o más componentes técnicos complicados.

En Wakigami entendemos la innovación como Scott Berkun la definió en su día: “un cambio positivo significativo”. Una evolución de nuestro negocio que incrementa nuestro indicador favorito, el cash flow.

La familia Marcille explota esta atracción desde 1945. Ahora los hermanos Benjamin y David son sus actuales gestores. Si normalmente un niño repite dos o tres veces en una de estas atracciones, y lo digo por experiencia propia, los Marcille consiguen que estén ocho veces seguidas y que además los padres disfrutemos de estos viajes.

¿Cómo lo hacen? ¿Cómo son capaces de triplicar sus ingresos? Con gamificación, aunque creo que cuando se les ocurrió la propuesta y la pusieron en práctica ni lo sabían ni conocíamos este término. 😉

Con una simple polea y un “pompón” que se clava en un balón de espuma, Benjamin consigue que todos los niños estén pendientes de coger “el mocho” mirando hacia arriba con las manos alzadas.

El premio es impactante, un caramelo y un viaje gratis. Pero lo realmente impactante es la felicidad absoluta que experimentan los niños cuando consiguen coger el pompón y la que vivimos los padres cuando nuestro hijo lo agita orgulloso entre sus manos con una sonrisa de oreja a oreja.

Viva la experiencia de usuario o UX que dirían algunos. Viva la gamificación.

?HaPPy Holidays!? Encore plus HaPPy avec des pompons & des bonbons!

Publiée par Les Manèges Marcille sur Vendredi 19 octobre 2018

 

Unos minutos a los pies del tiovivo son suficientes para descubrir la gran habilidad de Benjamín para acercar la polea al niño que con gran insistencia ha luchado durante varios viajes por conseguir su premio.

Una mezcla fantástica de reto y compromiso capaz de crear una experiencia memorable que sin duda hará que ese niño quiera repetir cada día que pase en Saint Jean.

El paso de los años y cientos de miles de vueltas a ese tiovivo han convertido a Benjamín en el mejor de los anfitriones. Siempre pendiente de los más pequeños, calmando a los que lloran por ser su primera vez y atendiendo de forma exquisita a propios y extraños. Es algo claramente vocacional.

Palace Enfantin

Palace Enfantin – Facebook

¡Vamos allá!

“Le Palace Enfantin” es un gran ejemplo de innovación. Un ejemplo de que es posible encontrar y aplicar cambios positivos significativos aplicando evoluciones y no dramáticas, costosas y muchas veces imposibles transformaciones. Pero sobre todo es un ejemplo de que la queja no vale.

El tiovivo va a estar abierto las mismas horas que siempre lo ha estado y que cualquier otro tiovivo podría estar. Pero gracias al ansiado “pompón” consiguen multiplicar su tasa de ocupación, triplicar los ingresos y generar una experiencia memorable que hace que cada día que estés de vacaciones tus hijos te pidan ir allí.

A nosotros nos obligan a escaparnos algún fin de semana a dar un paseo por la calle Gambetta y terminar en “los caballitos”. Algo que siempre hacemos con gusto porque sabemos que ahí estará el “mocho” y Benjamín.

Espero os haya gustado y os inspire.
Bon voyage.

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